Casi un mes después de su inicio, la trigésima cuarta edición de la Copa de África apunta a su final, al remate definitivo que corone a un nuevo campeón, al heredero de Senegal, que saldrá del cara a cara entre el anfitrión, Costa de Marfil, y una de las grandes favoritas, Nigeria.
El choque será el domingo en el estadio Alassane Ouattara de Abiyán, el mismo que escenificó el encuentro inaugural aquel 11 de enero entre el conjunto marfileño y el de Guinea Bisáu. Entonces, el combinado local ganó por 2-0 y se asentó como líder del Grupo A del que también formaba parte la selección de Nigeria.
Tras ese partido nada hizo pensar lo que sucedería días después en el seno de la plantilla de Los Elefantes, que tuvo la clasificación en entredicho y necesitó de un volantazo, un cambio de seleccionador con el torneo en marcha, para lograr su objetivo.
La improvisación marfileña choca con la estabilidad y el equilibrio de su rival del domingo. Un equipo que no conoce la derrota y que solo ha encajado dos goles en su recorrido.
Apunta Costa de Marfil, ahora con Emerse Faé como seleccionador, sustituto de Jean Louis-Gasset al término de la fase de grupos, a su tercera corona tras las logradas en 1992 y en el 2015, ambas contra Ghana. Afrontan los elefantes su sexta final de la Copa de África porque perdió otras dos, la del 2006, frente a Egipto, y la del 2012, ante Zambia.
Sufrió el conjunto anfitrión para llegar hasta esta final inédita. Perdió contra Nigeria, a la que verá el domingo, en la segunda jornada de la fase de grupos, y fue goleada por Guinea Ecuatorial. Tuvo un pie fuera de los octavos de final pero logró sobrevivir como una de las cuatro mejores terceras clasificadas.
Superó el equipo de Faé a Senegal en los penaltis y en cuartos a Mali por 2-1. En semifinales logró ganar a la República Democrática del Congo con un gol del delantero del Borussia Dortmund Sebastian Haller.
Pretende Costa de Marfil convertirse en el primer equipo anfitrión que gana el título de la Copa de África desde Egipto en el 2006. Y se reencuentra con una de las principales potencias, Nigeria, que ha marcado su recorrido con una gran determinación.
Se clasificó como segundo por la diferencia de goles con Guinea Ecuatorial y en octavos tumbó a Camerún (2-0), después a Angola (1-0) y antes de alcanzar la final a Sudáfrica, aunque gracias a los penaltis.
Nigeria pretende su cuarta corona después de las logradas en 1980 ante Argelia, en 1994 contra Zambia y en el 2013 a Burkina Faso. Para el equipo del portugués Jose Peseiro será la octava final porque salió derrotado en cuatro. En 1984, en 1988 y en el 2000 contra Camerún y en 1990 frente Argelia.
Sobre el césped dos equipos nacionales plagados de experiencia en el fútbol de alto nivel, en el del viejo continente. Nigeria cuenta con integrantes como Semi Ajayi, del West Bromwich, William Troost Ekong del PAOK Salónica, Calvin Bassey, del Fulham, Bright Osay Samuel del Fenerbahce, Ogochukwu Onyeka del Brentford, Alex Iwobi del Fulham, Ola Aina del Nottingham Forest, Moses Simon del Nantes, Ademola Lookman, del Atalanta, Victor Osimhen del Nápoles, Samu Chukwueze, del Milan, Joe Aribo del Southampton, Kelechi Iheanacho, del Leicester o Teremas Moffi del Niza.
Costa de Marfil tiene en sus filas a hombres como Yahia Fofana del Angers, Wilfried Singo del Mónaco, Willy Boly del Nottingham Forest, Obite Ndicka del Roma, Frank Kessie ahora en el Al Ahli, Jean Seri del Hull, Sebastian Haller, del Borussia Dortmund, Simon Adingra, del Brighton, Ibrahim Sangaré, del Nottingham Forest, Jonathan Bamba, del Celta, Jeremie Boga del Niza, Ousmane Diomande del Sporting o Kamir Konate del Salzburgo.
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