El alcalde de Río de Janeiro, Eduardo Paes, afirmó este lunes que los turistas argentinos «siempre» serán bienvenidos a esta ciudad brasileña, salvo los que sean racistas, al referirse a las denuncias de discriminación contra algunos hinchas del Boca Juniors en la final de la Copa Libertadores.
«Adoro Argentina y a los argentinos, y ellos siempre serán bienvenidos a Río. Tengo incluso familia en Argentina», djo el alcalde en un mensaje que publicó en redes sociales al referirse a los cerca de 90.000 aficionados del Boca que estuvieron en Río para el partido del sábado que ganó el Fluminense por 2-1.
Paes aclaró, no obstante, que durante la estadía de los argentinos se registraron varios ataques racistas de hinchas del Boca contra brasileños, en especial contra policías, y reprodujo algunos comentarios publicados en su cuenta en X (antigua Twitter) en los que es llamado de «mono» y «simio».
El alcalde reaccionó de esa forma a un artículo publicado este lunes por el diario O Globo y según el cual el consulado de Argentina en Río de Janeiro tuvo que ofrecer asistencia a unos 100 aficionados del Boca por problemas de robos, agresiones o pérdida de documentos.
«No sé si el consulado también registró el número de ataques racistas que hicieron contra nosotros y, en especial, a los policías», cuestionó el alcalde.
Tras publicar los ataques racistas que sufrió en su cuenta, Paes dijo haber sido víctima incluso siendo blanco y nieto de europeos (españoles) por parte de la familia de su madre.
Según los datos citados por O Globo, el consulado tuvo que emitirles entre jueves y domingo documentación perdida o robada a unos 50 argentinos para que pudiesen regresar a su país y tuvo que dar orientaciones y asistencia a otros 50 ciudadanos por diferentes problemas.
Los hinchas del Boca acudieron en masa a Río de Janeiro para asistir a una final en el estadio Maracaná en la que esperaban conmemorar el séptimo título de la Libertadores desu equipo, pero en la que tuvieron que testimoniar la celebración de los aficionados del Fluminense por su primera corona continental.
En los días anteriores al partido y el mismo sábado de la final se registraron algunos incidentes, el más grave de todos el jueves, cuando un numeroso grupo de miembros de una hinchada organizada del Fluminense atacó a aficionados del Boca que festejaban en la playa de Copacabana y los expulsó a la fuerza.
El sábado, poco antes del partido, miembros de barras bravas del Boca que no tenían entradas para el Maracaná, frustrados porque la alcaldía de Río de Janeiro no instaló ninguna pantalla de televisión gigante en la que se pudiera ver la final, chocaron en varias oportunidades con los policías que cercaban el estadio.
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