A pesar de que nació en Tenerife (España), donde en ese momento estaba jugando, Javier, su padre, Santiago Morales, con solo 17 años (cumplirá 18 en febrero) se considera como el más argentino de todos.
El sábado ingresó en los minutos finales del duelo amistoso entre las águilas del América y el Inter Miami, en Las Vegas, Nevada, juego que finalizó empatado a 2, pero que se definió con cobros desde el punto penal.
Sin importar su juventud, “Santi” pidió ejecutar el sexto penal y a pesar de que confesó después que estaba nervioso, su cobro batió al portero mexicano, Rodolfo Cota, para darle la primera victoria del año al equipo de La Florida.
El talentoso juvenil podría elegir jugar con cualquiera de las tres selecciones, España, Argentina o Estados Unidos, y aunque ha participado de las convocatorias con las selecciones Sub 15 y Sub 16 de Estados Unidos, no estaría inhabilitado para representar a alguna de las otras porque son categorías menores.
En 2023 representó a la selección de las barras y las estrellas en la International Dream Cup de Japón, jugó tres partidos, dos de ellos como titular y capitán, y marcó dos goles. Ahora tuvo un debut estelar como profesional. Fue en un amistoso. Pero eso no importa demasiado. Se llevó el gran premio: un abrazo del mejor de la historia. Y eso no lo olvidará jamás.
El chico lleva el fútbol en la sangre, ya que su padre fue ídolo del Real Salt Lake City, equipo con el que jugó por 9 años, luego pasó a Dallas, donde jugó una temporada y luego se retiró del fútbol activo, para convertirse en uno de los pioneros del Inter Miami, con el que llegó a ser entrenador interino mientras asumía su compatriota, Gerardo “Tata” Martino.
Hincha de Racing Club de Argentina, Santiago estaba feliz luego de convertir el penal y escribió en sus redes sociales «Noche inolvidable, a seguir cumpliendo sueños». Ya con un contrato profesional hasta 2027 con Miami, el chico podrá hacer realidad muchos sueños más al lado del mejor jugador del mundo.
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