Después de años de bonanza y gasto a raudales, la Premier League ha cerrado el grifo de las inversiones y se ha olvidado de grandes fichajes para centrarse en cesiones y, sobre todo, en respetar el ‘fair play’ financiero y evitar posibles sanciones deportivas.
En esta ventana invernal, los veinte equipos de la Premier han gastado algo más de 100 millones de euros, casi diez veces menos que la temporada pasada, cuando se dejaron 815 millones de libras (954 millones de euros). El Chelsea, en enero de 2023, lideró el gasto con 300 millones repartidos en jugadores como Mykhailo Mudryk y Enzo Fernández, entre otros, pero no fueron los únicos con el Arsenal dejándose 55 millones, el Newcastle United, 40, y el Liverpool 35.
Por comparar, el traspaso más caro de este mercado ha sido el de central Radu Dragusin, llegado al Tottenham Hotspur procedente del Genoa por 20 millones de libras. Solo el jugador rumano ha acaparado el 25 % del gasto total. Algo impensable en otros tiempos. Solo hay que comparar los 80 millones de este mes con los 300 millones de enero de 2022, los 230 de enero de 2020, los 180 de 2019 y los 430 de 2018. La excepción fueron los 70 millones de enero de 2021, justo durante el impacto de la pandemia de covid.
Más cesiones, menos fichajes
Ha habido movimientos, sí, pero los más importantes se han producido a través de cesiones, como es el caso de Timo Werner, al Tottenham, Kalvin Phillips, al West Ham United, y Jadon Sancho, del Manchester United al Borussia Dortmund. Este método es el preferido de los clubes desde hace un par de mercados para no comprometer sus finanzas en movimientos que quizás no acaben siendo del todo exitosos, además de rebajar el precio final de una posible compra.
Tampoco el fútbol saudí ha resultado ser el río de oro del que beber para poder engordar la cartera. Después de un verano en el que Arabia Saudí se dejó más de 1.000 millones en jugadores, el paraíso no ha sido tal como se esperaba. La asistencia a los estadios ha sido pírrica, los jugadores y sus familias, como han admitido Jordan Henderson y Aymeric Laporte, están descontentos con las condiciones, y el nivel, en general, es bajo. Los saudíes, cuyo mercado cerró hace una semana, han decidido parar con el despilfarro y en enero, su mayor inversión ha sido Renan Lodi, por el que el Al Hilal pagó 20 millones.
Miedo a represalias
Además de estas dos razones, la más importante es el miedo a posibles sanciones por parte de la Premier League en caso de no cumplir con las reglas de sostenibilidad y rentabilidad de la competición, es decir, el ‘fair play’ financiero. Los clubes no pueden incurrir en pérdidas superiores a los 105 millones de libras a tres años y el Everton ya pagó las consecuencias de pasarse, con diez puntos de sanción y a la espera de otra segunda sentencia, en la que fue acusado junto al Nottingham Forest.
El miedo a repercusiones ha hecho que equipos como el Newcastle United no mueva ficha y haya estado tentado de vender a Kieran Trippier, Callum Wilson y a Miguel Almirón, mientras que el Chelsea, que necesita un delantero, ha estado atado de pies y manos y tendría que haber vendido a Armando Broja, por el que pedían 50 millones, para poder invertir.
Arsenal y Liverpool, pese a no incurrir en problemas financieros, se han mantenido quietos por contar con una plantilla ya cerrada, mientras que el Manchester City solo ha fichado a largo plazo, con la incorporación en verano del argentino Claudio Echeverri. El Manchester United, con sus carencias, no ha fichado nada. A última hora, el Tottenham anunció el fichaje de Lucas Bergvall, del Djurgarden, por 12 millones, que se incorporará al equipo en verano.
El Brighton, una vez más, fue de los que mejor ojeó el mercado y se aseguró la incorporación de Valentín Barco, de Boca Juniors, por la cláusula de 12 millones.
Poco lío con el descenso
El año pasado, equipos con esperanzas de salvarse, como Southampton y Leeds United -que terminaron bajando- se dejaron 50 y 35 millones, respectivamente, pero esta campaña, con la claridad de que Sheffield United y Burnley caerán y que el Luton Town se resiste solo por la sanción de diez puntos al Everton, ni siquiera los involucrados en el descenso están poniendo dinero para parchear sus plantillas.
Burnley y Sheffield United han confiado en las cesiones de David Datro Fofana y Ben Brereton, respectivamente, mientras que el Luton ha fichado dos jugadores, procedentes del Championship y de la liga belga. El Everton no se ha movido, el Crystal Palace ha puesto 10 millones por el colombiano Daniel Muñoz y el Nottingham Forest se ha traído a préstamo a Gio Reyna, del Borussia Dortmund, y a Rodrigo Ribeiro, del Sporting de Portugal.
El Fulham se quedó con la cesión de Armando Broja, llegado del Chelsea, en una operación valorada en 4 millones, en función de partidos y objetivos. Curiosamente el que más ha gastado de este grupo de equipos de la parte baja ha sido el Crystal Palace, que se ha dejado 10 millones en el colombiano Daniel Muñoz y 22 en Adam Wharton, del Blackburn Rovers.
La austeridad de este mes puede marcar el devenir de las próximas ventanas de fichajes siempre y cuando la Premier no ajuste su ‘fair play’ financiero a la situación financiera actual. Esta regla fue acordada en febrero de 2013 y la inflación ha crecido en el Reino Unido un 33 % desde entonces. Según el economista Kieran Maguire, el límite debería aumentarse hasta los 220 millones, por lo menos.
El capítulo de ventas ha sido incluso más dramático aún. Los clubes ingleses han vendido por debajo de los 10 millones de libras, siendo la venta más importante la de Pablo Fornals, del West Ham United al Real Betis. El año pasado, los ingleses ingresaron 105 millones de libras, en 2022, 159 millones, e incluso en 2021, una ventana duramente golpeada por el covid, generaron 24 millones en ventas.
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