Al PSG de las estrellas le ha sucedido el PSG de la discreción y en ese registro destaca un nombre, el ecuatoriano William Pacho, convertido en uno de los pilares del esquema de Luis Enrique, sin hacer ruido, sin levantar la voz.
Su llegada este verano procedente del Eintracht de Fráncfort alemán estuvo rodeada de silencio. Desconocido del gran público, su fichaje levantaba ciertas suspicacias, porque el equipo desembolsó 40 millones de euros en un poco conocido defensor de 23 años al mismo tiempo que veía como Kylian Mbappé, la última de sus grandes estrellas, ponía rumbo a Madrid.
Pero a base de minutos, el ecuatoriano ha sabido encarnar bien el espíritu de este equipo, el del esfuerzo colectivo, el sacrificio en nombre del equipo, la eficacia sin estridencias.
Pacho es el jugador que más minutos acumula esta temporada, síntoma de la fe que Luis Enrique ha ido depositando en un defensor sólido, que ha crecido con la confianza de su técnico hasta el punto de convertirse en una pieza clave, en vísperas de afrontar la final de la Liga de Campeones ante el Inter de Milán.
Su rendimiento encaja a la perfección con las exigencias del entrenador español y su comportamiento se ajusta como un guante al perfil que quiere dar al equipo.
¿Primer ecuatoriano campeón de Europa?
Si el sábado los franceses levantan el trofeo en Múnich, Pacho conseguirá algo que ningún otro ecuatoriano ha conseguido, proclamarse campeón de Europa.
Solo Antonio Valencia pudo hacerlo en 2011 en el Manchester United, pero el equipo inglés se inclinó en la final contra el Barcelona.
Una hazaña que será seguida muy de cerca en su país, donde se han acostumbrado a ver las actuaciones de Pacho, en contraste con la discreción con la que vive en Europa.
El jugador entró en el once inicial al poco de aterrizar en París, en medio de una defensa que multiplicaba las lesiones. Pero Luis Enrique apreció pronto su espíritu colectivo y su posición en la defensa se ha ido solidificando.
«Desde el primer día supo integrarse. Recupera muchos balones, apenas tiene tarjetas amarillas. Tenemos muchas esperanzas puestas en él. Ha demostrado que es capaz de soportar este nivel», aseguró, sobre él, Luis Enrique hace unos días.
La apuesta por el joven jugador, formado en el Independiente, que cuenta con 24 partidos internacionales con su selección, se ha revelado como ganadora.
Llegó a Europa en 2021 de la mano del Amberes belga, que pagó algo menos de seis millones de euros a su club de formación, el Independiente.
El club de Amberes multiplicó por dos la inversión cuando lo vendió al Eintracht, que hizo un buen negocio al cederlo al PSG tras haber completado en Alemania una buena temporada en la que el equipo acabó sexto con 44 partidos del ecuatoriano.
Nacido en Quinindé, una pequeña localidad del sur del país, en la provincia de Esmeralda, Pacho comenzó a jugar al fútbol junto a su hermano. Sus cualidades físicas le hicieron destacar desde muy joven y con 15 años llegó al Independiente, donde impresionó por su capacidad de sacrificio y sus ganas permanentes de mejorar.
Al poco de cumplir los 18 años, Pacho disputó su primer partido profesional y fue subiendo escalones hasta que en 2019 consiguió con ese club la Copa Sudamericana, lo que le otorgó una gran notoriedad.
Aunque en 2022 formaba parte de la selección ecuatoriana en el Mundial de Catar, no disputó ningún partido. En la Copa América del pasado verano, sin embargo, fue titular en los cuatro que jugó Ecuador.
Su carrera parece acelerarse y una victoria en la final de Múnich puede catapultarle a la gloria. Un lugar donde su discreción tendrá que soportar una nueva prueba.
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