Con su gol en Valladolid, un tanto que sabe a permanencia, el delantero uruguayo Cristhian Stuani (Tala, Uruguay, 1986) ha engrandecido aún más su condición de leyenda del Girona y ha redondeado su historia de amor con el club de Montilivi.
El capitán rojiblanco, de 38 años, no ha podido cumplir este curso el sueño de celebrar el primer gol de su carrera en la Liga de Campeones, pero ha conseguido algo aún más trascendente: primero devolver la vida y luego salvar al equipo de su corazón cuando la realidad se complicó tanto que el Girona pasó a ser un candidato más que real al descenso. El miedo era muy palpable.
Los nueve últimos puntos que ha logrado el Girona han llegado gracias a los goles del atacante uruguayo, autor de los últimos cuatro goles del conjunto de Míchel Sánchez. Y de seis de los últimos ocho: en los empates contra el Espanyol (1-1) y el Valencia (1-1), la derrota contra el Betis (1-3), el empate contra el Leganés (1-1) y las victorias contra el Mallorca (1-0) y el Valladolid.
Stuani, con molestias, saltó al césped en el minuto 70 y rompió el empate con un gol clave en el minuto 80 que da aire al Girona: la permanencia será matemática si el Leganés no vence este miércoles al Valencia en Butarque.
Después del partido en el José Zorrilla el técnico madrileño Míchel Sánchez enfatizó que es un futbolista «diferencial en el área» y el jugador «más importante de la historia del Girona» y el propio delantero uruguayo se emocionó en los micrófonos de Movistar LaLiga TV.
«Estoy muy emocionado. Yo no sé si me merezco tanto. Hacer este gol para mí significa mucho. Me emociono», reconoció Stuani antes de asegurar que han sido «meses de mucho sufrimiento» y un curso de «muchas emociones».
Reiteró su amor por este club y esta afición y en las redes sociales habló de una noche «mágica», de esas que emocionan y quedan en el recuerdo para siempre».
En Montilivi muchos piden y ya exigen una estatua para rendir honores a un futbolista que ha dinamitado todas las expectativas que podía haber cuando aterrizó en Girona para ser uno de los referentes del primer proyecto del club en Primera, en 2017.
Ya hace tiempo que es el máximo goleador histórico, ahora con 140 dianas en 287 partidos, y con el gol de este martes en Valladolid ya ha alcanzado la decena en sus ocho años en Montilivi: 21 y 20 en las temporadas 2017-2018 y 2018-2019, 31, diez y 24 en los cursos 2019-2020, 2020-2021 y 2021-2022, en Segunda, y diez, 14 y diez en las tres últimas tres campañas.
Esta temporada lleva diez goles en LaLiga con apenas cuatro titularidades y 901 minutos: uno cada 90 minutos.
Son registros de élite, sobre todo si se comparan con los números de los delanteros fichados en verano para cubrir la marcha a la Roma de Artem Dovbyk, pichichi: Abel Ruiz, con cuatro goles 1.300 minutos, y Bojan Miovski, con dos goles en 900 minutos. Arnaut Danjuma suma dos goles en 1.300 minutos en LaLiga, aunque el neerlandés ha partido mayoritariamente como extremo.
Stuani, ex del Albacete, el Levante, el Racing de Santander y el Espanyol, ya ha celebrado 109 goles en Primera División y está a solo diez de entrar en el ‘top 50’.
Ya hace tiempo que es el máximo goleador histórico de LaLiga saliendo desde el banquillo. Suma 34 goles así, seis más que Julio Salinas y siete más que Óscar de Paula y Leo Messi. Esta temporada ya van ocho, solo por detrás de Alexander Sorloth (9).
El delantero noruego es precisamente el único futbolista de la liga española que mejora su promedio de goles por partido, con 1,1. En las cinco grandes ligas europeas solo le superan Ousmane Dembélé (1,14), Sorloth, Patrik Shick (1,07) y Jhon Durán (1,01), ahora en Arabia Saudita.
Stuani aparece en el ránking por delante de Kylian Mbappé y Robert Lewandowski (0,92). Lewandowski es el único jugador de 35 años o más que supera los diez goles del ariete uruguayo en las cinco grandes ligas del continente.
El uruguayo ya era el máximo goleador y el mejor jugador de la historia del Girona sin ningún tipo de duda y continúa alimentando su condición de mito y escribiendo nuevos capítulos su historia de amor con Montilivi, a base de goles.
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