La UEFA anima a los jóvenes a ser árbitro con la campaña “Be a referee”. Los colegiados internacionales lucieron en sus camisetas dicha frase en la última jornada de ‘Champions League’. El objetivo es reclutar 40.000 nuevos aspirantes. La RFEF ya tiene 15.000, pero, sobre todo, necesita árbitras. Eduardo Iturralde González, ahora comentarista en la Cadena Ser, analiza el paisaje de las nuevas vocaciones. Es una profesión dura, pero, según él, merece la pena.
«Con el aumento del número de partidos necesitamos alrededor de 277.000 árbitros en el fútbol europeo, pero nos faltan casi 40.000 para tener suficientes para el funcionamiento del juego a nivel de base”, aseguró Roberto Rosetti, jefe de arbitraje de la UEFA.
Según el Comité de Árbitros de la UEFA, varias federaciones miembro se enfrentan a retos a la hora de captar o retener a jóvenes árbitros antes de que alcancen niveles superiores, lo que puede suponer una gran amenaza para el fútbol y reducir el número de árbitros de alto nivel.
“En los cursillos se apuntan alrededor de cincuenta o sesenta árbitros, y a los dos años solo quedan cinco. No lo aguantan. Son todos los fines de semana con violencia verbal cuando no es física. Cuando eres joven piensas en dejarlo”, afirma Eduardo Iturralde González, excolegiado español.
La UEFA estimó la necesidad de captar nuevos árbitros, aunque eso no significa que España, Francia o Italia necesiten urgentemente árbitros. Esta escasez de colegiados la tienen fundamentalmente las federaciones pequeñas y, según ha podido saber EFE, la UEFA lanza la campaña “Be a referee” con ese objetivo en mente.
La situación en España
La RFEF cuenta con el programa ‘Somos Más’, una propuesta que busca que las nuevas competiciones que van llegando poco a poco estén bajo el paraguas de la Federación Española de Fútbol.
Antes de la pandemia, en España la RFEF tenía en torno a 17.000 árbitros y, a pesar de que durante ese periodo hubo bastantes bajas, ahora mismo los número están prácticamente a niveles prepandemia, experimentando un incremento notable en este último año.
Una profesión no vocacional
“Yo entré en el mundo del arbitraje por familia. Muchos árbitros entran por sus padres, hermanos y demás. No nos vamos a engañar, nadie quiere ser árbitro, todo el mundo quiere jugar al fútbol. No es por vocación. Yo tuve la suerte de tener familiares árbitros y me ayudó también el Mundial del 82 en España”, asegura Iturralde González.
Una profesión complicada de gestionar: «El problema es la violencia verbal contra el árbitro. Existe contra el que ya es profesional imagínate con uno que empieza, alguien que todavía no sabe gestionar un partido y que está aprendiendo”, dice.
“El consejo que les daría es que tuviesen paciencia, que van a encontrar mucha gente estupenda en el mundo del fútbol y que los cafres son lo de menos”, confiesa el excolegiado.
A pesar de ser un trabajo bien remunerado “tienes que pasar por la base”, y “si ahí te tratan como te tratan pues no piensas en cuánto ganas, piensas si los fines de semana te conviene aguantar lo que estás aguantando. Creo que tendríamos que cuidar un poquito más al arbitraje y sobre todo en el fútbol base”, sentencia.
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